El agua potable es el líquido apto para el consumo humano, sin restricción para beber o preparar alimentos.

El agua debe cumplir con los estándares de seguridad para la salud humana, establecidos por la Organización Mundial de la Salud, como son los parámetros físicos, químicos y microbiológicos.

Tales parámetros se analizan para determinar si el agua es segura para el consumo humano.

Físicos: aquí se incluye la temperatura, el color, el olor y el sabor de agua.

Químicos: en el agua a veces se pueden encontrar sustancias tóxicas como el plomo, el arsénico y el mercurio, debido a la contaminación industrial o por el uso de pesticidas. El líquido no debe tener estos elementos químicos.

Microbiológicos: los parámetros microbiológicos incluyen la presencia de patógenos como bacterias, virus y protozoos. Tales microorganismos pueden causar enfermedades como la disentería, la hepatitis y la fiebre tifoidea.



Una de las estrategias para garantizar la calidad del agua potable es mejorar la infraestructura de su almacenamiento, transporte y distribución para garantizar un suministro seguro y continuo.